En un precioso oteadero, húmedo por las constantes lluvias de este invierno, el Cernícalo vigila atento sus terrenos de caza.
Este Cernícalo aún no ha aprendido, que la Golondrína a la que persigue, es demasiado rápida para él y que cazarla es una misión imposible. Sin embargo yo si los pude cazar a los dos, ;-) y a mi me parece un documento gráfico interesante.
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