En la soledad del inmeso mar, cuando cae la noche, al marino le asaltan todo tipo de sensaciones, a veces pletóricas de paz y calma, pero tambien, a veces, llenas de dudas, imaginarios fantasmas y malos presagios............ entonces, el marino se aferra al timón, respira hondo para impregnarse de olor a mar, de su siempre amado mar, y mira al cielo buscando una señal que le dé la esperanza de una buena travesía ......
2 comentarios:
y quien estuviera en la piel del marino para tener esas sensaciones; porque amar el mar y no tenerlo cerca....
desde Madrid el mar no se ve, ni se huele, solo lo recuerdas....
Besos. Rosa.
tambien se lleva en el corazón ...
Gracias Rosa por pasarte por aqui.
Publicar un comentario