Me costó convencerla de que no era su enemigo, que no tenía que temer nada de mi. La gaviota de ala rota, imposibilitada para volar, debido al resto de ala que colgaba de ella de forma poco aerodinámica para cumplir su función, estaba en la playa, temerosa, asustada, hambrienta; consciente que, de no volar, ese sería su fin; cualquier depredador la atacaría, o moriría de hambre, ......... despues de una gran dosis de paciencia por sus huidas entre las rocas, de algún intento de picotazo para "ponerme en mi sitio", logré arrancarle de raiz su pluma inutil .... y voló, de forma torpe, poco eficaz y en cortas distáncias, pero al menos voló. No se que habrá sido de ella, pero quiero pensar que, a pesar de su minusvalía, ha logrado sobrevivir. Como admiro la fortaleza y capacidad infinita para adaptarse, para superar inconvenientes, de estos bellos animales!.
3 comentarios:
que bonita historia, es muy emotiva. Ocurre con frecuencia, no sólo con estos animales eso que tú dices, que exista desconfianza de aquellas personas a las que han herido. Pero con la actitud adecuada es posible llegar a ellas. un beso.
Siempre habrá alguien en quien confiar para sanar de las heridas. Al menos es mi esperanza.
Me he alegrado mucho de tu visita. Gracias amiga.
Una persona en quien confiar...sí es muy importante. :)
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