Un desvanecimiento hace acudir a multitud de curiosos, la calle se llena de gente, pero curiosamente, solo dos personas actúan, los demás solo miran y "jalean" soluciones. Por suerte, el chico, en algunos minutos se recupera y, estupefacto por la curiosidad despertada, se marcha sin esperar a los servicios sanitarios. Casos como este son un laboratorio perfecto para observar el comportamiento humano, siempre sorprendente.
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