Jamás pensó que aquella inmensidad que tenia ante sus ojos fuese lo que otros denominaban “mar”, era como si la tierra se acabase ante su mirada, de forma repentina, inesperada. Ante el, se abría una extensión tan grande de agua que su vista no lograba ver el final. Ni sus padres, ni sus abuelos, les habían mencionado que esa posibilidad existiese.
El conejo, tímidamente se fue acercando a la orilla; olía distinto, le invadía un olor jamás experimentado, todo era muy raro. Sus pies pisaban sobre una especie de piedra molida, minúscula, humedecida, refrescante. Mas tarde se enteraría que los animales de la zona la llamaban arena; arena, que nombre tan extraño. Sentía como al caminar sobre ella, esas minúsculas piedrecitas le hacían cosquillas en las patas. Era tan especial, tan suave.
Estiró lo mas que pudo sus orejas para escuchar un agradable y relajante rumor que venía de el. Era como si, rítmicamente, le susurraran al oído. Estiraba las orejas mas y mas, le gustaba aquel sonido. Era rítmico, acompasado, relajante.
El agua hacia intentos de mojarlo, como jugueteando con el, le divertía. Las pequeñas olas iban y venían buscando al conejo; este se separaba juguetón hasta estar fuera del alcance de las mismas, para luego, regresar a la posición que se encontraba anteriormente en espera del siguiente envite.
- Que sitio tan raro –pensaba – y que divertido!
Miraba a su alrededor, todo era extraño, desconocido. La arena estaba contenida entre piedras grises pulidas, brillantes, erosionadas por el mar. Le parecía al conejo que eran piedras especiales, nada parecido a lo que él conocía. El sol se reflejaba en ellas con mucha fuerza, con la intensidad que no existe en el campo, donde a estas horas, seguro que su familia estaría preocupada por su tardanza; pero no importaba, estaba descubriendo un nuevo mundo, algo desconocido e intrigante que no le dejaba indiferente, es mas, le entusiasmaba la idea de descubrirlo mas y mas .........................
El conejo, tímidamente se fue acercando a la orilla; olía distinto, le invadía un olor jamás experimentado, todo era muy raro. Sus pies pisaban sobre una especie de piedra molida, minúscula, humedecida, refrescante. Mas tarde se enteraría que los animales de la zona la llamaban arena; arena, que nombre tan extraño. Sentía como al caminar sobre ella, esas minúsculas piedrecitas le hacían cosquillas en las patas. Era tan especial, tan suave.
Estiró lo mas que pudo sus orejas para escuchar un agradable y relajante rumor que venía de el. Era como si, rítmicamente, le susurraran al oído. Estiraba las orejas mas y mas, le gustaba aquel sonido. Era rítmico, acompasado, relajante.
El agua hacia intentos de mojarlo, como jugueteando con el, le divertía. Las pequeñas olas iban y venían buscando al conejo; este se separaba juguetón hasta estar fuera del alcance de las mismas, para luego, regresar a la posición que se encontraba anteriormente en espera del siguiente envite.
- Que sitio tan raro –pensaba – y que divertido!
Miraba a su alrededor, todo era extraño, desconocido. La arena estaba contenida entre piedras grises pulidas, brillantes, erosionadas por el mar. Le parecía al conejo que eran piedras especiales, nada parecido a lo que él conocía. El sol se reflejaba en ellas con mucha fuerza, con la intensidad que no existe en el campo, donde a estas horas, seguro que su familia estaría preocupada por su tardanza; pero no importaba, estaba descubriendo un nuevo mundo, algo desconocido e intrigante que no le dejaba indiferente, es mas, le entusiasmaba la idea de descubrirlo mas y mas .........................
JRMéndez
3 comentarios:
I'm looking foward to the next update!
Continuará .......
maravilloso y genial
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